El dudoso honor de inventar la categoría de nativo digital recae sobre Marc Prensky, que en 2001 escribió un artículo en el que la definía en oposición a su pareja, el inmigrante digital. Los nativos, resumiendo a Prensky, son los nacidos a partir del año 80, momento en que la tecnología se había desarrollado lo suficiente como para abaratar sus costes de producción y distribución y convertirse en algo cotidiano. Los inmigrantes son los que han nacido antes de esa fecha.
Durante mis años de formación de docentes me he encontrado con muchísimos prejuicios, malentendidos y mitos alrededor de la competencia digital. Hoy quiero hablar de una de las ideas que más se repiten y que, a mi juicio más daño hacen de forma directa a nuestros estudiantes: el mito de los nativos digitales.
El dudoso honor de inventar la categoría de nativo digital recae sobre Marc Prensky, que en 2001 escribió un artículo en el que la definía en oposición a su pareja, el inmigrante digital. Los nativos, resumiendo a Prensky, son los nacidos a partir del año 80, momento en que la tecnología se había desarrollado lo suficiente como para abaratar sus costes de producción y distribución y convertirse en algo cotidiano. Los inmigrantes son los que han nacido antes de esa fecha.
Las ideas de Prensky han llevado a posturas encontradas con respecto a nuestros aprendices, quizá empujados por la propia terminología empleada. Si soy nativo, eso quiere decir que estoy habituado a usar la tecnología, y que sé gestionarla y emplearla de la manera más eficaz para mis propósitos. No es extraño, por tanto, leer textos que defienden que los estudiantes del siglo XXI, absorben rápidamente la información multimedia de imágenes y videos, igual o mejor que si fuera texto; consumen datos simultáneamente de múltiples fuentes; esperan respuestas instantáneas; permanecen comunicados permanentemente y crean también sus propios contenidos (Nativos digitales y modelos de aprendizaje).
¿Es eso verdad? Y más importante, de ser verdad, ¿qué repercusiones tiene eso para nosotros los docentes? ¿Basta con que proporcionemos a nuestros alumnos más material audiovisual para mejorar su aprendizaje?
Contra el mito de los nativos digitales ha escrito recientemente Danah Boyd, en su excelente It’s complicated, the social lives of networked teens, mostrando de qué manera tenemos una gran responsabilidad sobre lo que nuestros jóvenes hacen en la red: que estén habituados a utilizar medios digitales (redes sociales y otras herramientas) no significa que las entiendan, o que sean capaces de aprovecharlas. Más al contrario, cuanto más complejo es el mundo en el que nos manejamos, más necesidad tenemos de aprendizaje y entrenamiento, independientemente de la edad que tengamos.
La competencia digital, así, se muestra como otro de los elementos fundamentales que todo ciudadano debe desarrollar, y que, por ende, los profesores tienen que trabajar en sus aulas. Los alumnos, mal que nos pese, puede que manejen la tecnología más que muchos que nosotros, pero en pocas ocasiones mejor. Porque no nos estamos refiriendo aquí a manejar un blog, o subir un vídeo a YouTube o a una red social, sino, y sobre todo, a ser capaz de gestionar información en entornos complejos, crear contenido relevante a partir de distintas fuentes, desarrollar capacidad de abstracción y tolerancia a la frustración, aprender a ser resolutivo, etc…
Lecturas recomendadas:
Además de It’s complicated, uno de mis libros favoritos sobre el tema se llama Everything bad is good for you, or Why popular culture is making us smarter, del que encontrarás una reseña que seguro que te anima a leerlo aquí.